El Día del Aborigen Americano se celebra cada año en
conmemoración del Congreso Indigenista Interamericano reunido en México el 19
de abril de 1940. El congreso fue convocado en Patzquaro (estado de Michoacan)
por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, que era descendiente de aborígenes.
En la
Argentina se reconoció esta fecha luego de 5 años, por medio del decreto Nº
7550 del Poder Ejecutivo Nacional. Además, en la Constitución Nacional de 1994
(Artículo 75, inciso 17) se toma partido de los asuntos indígenas, y en el año
2000 nuestro país ha ratificado el Convenio N° 169 de la OIT, por el cual el
Estado Argentino reconoce a los pueblos indígenas, entre otros derechos, su
integridad cultural, sus tierras, sus formas de organización social, económica
y política, y el derecho a mantener sus costumbres.
El Día del
Aborigen Americano pretende cuidar, perpetuar y resaltar el valor de las
culturas aborígenes de América, forjadas antes del "descubrimiento",
y que son las que le imprimieron a nuestra tierra los primeros rasgos
culturales que, junto a los de los colonizadores europeos, dieron forma a
nuestra propia actualidad. Porque todos en América tenemos una raíz y hasta un
presente en cierto modo aborigen. En Guatemala, por ejemplo, la población es
casi un 80% aborigen, en Ecuador, un 70%, en Perú también los indígenas son más
de la mitad de la población; en Bolivia, el 45% y en México, el 30%. En todos
los países los indígenas forma parte de la identidad nacional, porque en ellos
está el origen propio de cada nación.
Actualmente
son 24 las comunidades aborígenes que habitan nuestro suelo: Toba, Pilaga, Mocovíes, Diaguita, Calchaquí, Mapuche,
Wichi, Guaraníes, Coyas, Chiriguano, Tehuelche, Vilela Mestizados, Chorote,
Huarpe, Comechingones, Pampa, Ranquel,
Querandi, Ona, Mataco, Chane,
Quilmes, y Chulupí.
Queremos compartir con todos ustedes la "Leyenda de la Yerba Mate" que cuenta una vieja leyenda guaraní
que Yasí, la diosa luna, que hace muchísimo tiempo quiso conocer la tierra y ver
con sus propios ojos todas las maravillas que apenas podía ver entre la
espesura de la selva, allá abajo.
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